martes, 30 de abril de 2013

Bendito sueño, que todo lo ordena.


Bendito sueño, que todo lo ordena.

No me gusta mucho dramatizar, tiendo a relativizar, creo que todo es mucho más sencillo si le quitamos el tono de gravedad.  Pero los días que en los que duermo poco, el cansancio viene siempre acompañado de cierta negatividad y a hacer parecer todo más grave de lo que es en realidad y si a eso le añadimos una circunstancia que te hace pensar y te aporta sensaciones negativas,  estamos ante ¡la tormenta perfecta!
Una siesta siempre es una buena solución, pero cuando esto no es posible y te ves metida en tu propio bucle de sensaciones negativas que se retroalimentan... buff!! Te rondan por la cabeza, van y vuelven  y crecen, crecen, crecen...  Eres consciente de que se debe a tu estado de cansancio extremo, pero... ¿en su totalidad? ¿o el cansancio tiende simplemente a exagerarlas?
Decides no recrearte, no darles alas e irte a dormir, el agotamiento es más fuerte que tu lucha interna. A la mañana siguiente te levantas increíblemente enérgica y sonriente!  La tormenta ha pasado, ha salido el sol y el cielo está despejado, pero el agua rebosa por encima de las macetas, las miras y sonríes,  ha llovido y el agua ha calado, el asunto está zanjado, no necesitas pensar más, el cielo se ha despejado y las conclusiones han venido solas.
Si ya dicen que antes se muere uno de no dormir que de no comer, ¡bendito sueño, que todo lo ordena!

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