martes, 24 de agosto de 2010

El camino al castillo


Hacia bastante tiempo que desde mi torreón divisaba un castillo, siempre me había resultado interesante y me gustaba su arquitectura, pero no entraba en mis planes nada mas, estaba en tierras lejanas y me conformaba con observar el ondear de sus banderas y el fuego de sus cañones, yo tenia otras batallas que librar y no podía abandonar mi territorio.

Un dia las brisas cambiaron, el castillo se empezó a ver con mas claridad, parecía mucho mas cercano que antaño, desde mi torreón podía incluso divisar el entrar y salir de sus gentes. Mi territorio vivía un periodo de paz y prosperidad, así que comencé a interesarme por la historia del castillo, consulte a sabios y viajeros, que me contaron como era la vida alli, sus costumbres… parecía un bonito lugar.

El camino parecía sencillo, desde el torreón se veía no muy lejano, así que empecé a pensar más seriamente en comenzar la ruta, recogí víveres y empaquete lo imprescindible, había enviado a un mensajero al castillo donde en clave, para no ser interceptado por bandidos, explicaba mi intención de dirigirme al castillo.

Los primeros días la ruta fue sencilla, la senda era tranquila, a cada paso veía el castillo mas cerca y calculaba que en unas semanas llegaría sin problemas. Pero pasaron las semanas y aquello que parecía tan sencillo fue complicándose, parecía que seguía el camino correcto, pero el señor del castillo no enviaba mensajeros ni caballos ni carruajes que vinieran a buscarme, aun divisaba las almenas del castillo, pero ya no parecían tan cercanas como antes de mi partida, desde mi torreón todo parecía mas sencillo, pero no había marcha atrás, el camino había comenzado y debía seguir.

Andaba cansada y hambrienta cuando detrás de unos árboles me pareció ver unas tiendas de campaña, me acerqué poco a poco y en silencio y vi que se trataba de una pequeña población nómada. Les sorprendió mi presencia y fueron un poco frios al principio, pero poco a poco me hicieron un hueco, me dieron de comer ya que comenzaba a andar escasa de alimentos y me dieron cobijo por unos días, por desgracia aquella situación a la que ya me estaba acostumbrando, tanto me gustaba y me había hecho olvidar por unos días la lejanía del castillo, llegaba a su fin, ellos debían recoger las tiendas y seguir su camino y yo continuar con el mío. Me entristeció mucho, aquellas personas me habían aportado una ilusión renovada, echaría de menos los días compartidos, pero no podía seguirles, nuestras rutas eran distintas y yo debía seguir. Me dieron alimentos para que pudiera continuar con el camino que había comenzado, pero que ya no parecía el mismo.

Aquello que parecía una simple ruta se había complicado y alargado más de lo previsto, pero me estaba aportando experiencias y vivencias nuevas, que me harían pensar entre otras cosas en el castillo mismo. Tenia claro que debia seguir, pero ya no tenia tan claro si el castillo seguía siendo el objetivo, mi intención seguía siendo llegar allí, pero quizá mi destino no fuera ese, puede que quede a mitad, quizá encuentre mas nómadas, o bandidos, o quizá pequeños y bellos palacios escondidos en el bosque que no tenia opción de ver desde mi torreón.

El camino ha comenzado, son mis pies los que han de recorrer el bosque, descifrar sus mensajes y sortear sus peligros, en el castillo parece que no han entendido mi mensaje, o quizá tengan otras batallas que librar, pero eso parece importar menos ahora, hay que seguir, ¿hasta el castillo? El destino dirá.