"Una de las primeras cosas que reflejan el estado interior de la persona, la cual estamos muy acostumbrados a mirar y a acompañar dela frase "son el espejo del alma", son LOS OJOS. Unos ojos llenos de alegría, de vida, de luz... son la identificación de una persona saneada, sana hasta la médula y coherente consigo misma. La coherencia, o congruencia, se reflejan en el cuerpo y en todos sus elementos. Su mente escribe en su cara, en su cuerpo, en su cabello, en su cabeza, en sus pies, en su piel, en sus piernas...
La incongruencia interior, el desarreglo o desajuste psicológico, la inmadurez emocional, la inseguridad en uno mismo y en su propia valía... no se refleja tan sólo en signos exteriores de manchas, llevar gafas, dolores, irritaciones, pelo cano, calvicie, ojeras, etcétera. Se refleja también, y mucho, en la postura física o lo que se conoce como "lenguaje corporal". Desde la forma de sentarse, la de caminar o la de estar de pie. Los gestos faciales o los corporales forman parte del lenguaje del cuepro.
Si usted es de los que camina pesadamente, con la cabeza gacha, los hombros caídos, la barbilla incrustada en el pecho, la cabeza ladeada, la espalda encorvada, arrastrando los pies... se sienta sosteniendo su cabeza con un brazo, ladeado, la espalda hacia delante, o tirado en la silla... COMIENCE A PRESTAR ATENCIÓN a estos signos exteriores que delatan lo que sucede en su interior. Se puede aprender a caminar ligero como una pluma, como si fuese un bailarín o danzarina. Se puede aprender a erguir la columna, a corregir las posturas físicas. Todo se puede aprender y corregir. Todo se puede mejorar.
Camina ligero por la vida quien se siente a gusto en su cuerpo físico y en su piel. Mostrando así esta complacencia al caminar. Observe a la gente. Salga a la calle, mírelos, obsérvelos, estúdielos. Verá muchos cuerpos "arrastrándose" literalmente. Le parecerá que pesan muchos cientos de kilos, como si tirasen del "peso de la vida". No importa si pesan poco o no físicamente. No influye si el cuerpo es joven o viejo. Cuando observe a alguien caminar como si flotase o danzase, como si fuese un niño o una niña pequeña cuyos cuerpos son ligeros, cuando vea a alguien que camina como si su cuerpo físico no estuviese sometido a la ley de la gravedad, párelo, pregúntele cómo se siente consigo mismo. Estoy segura que le responderá con un "estupendamente" o algo parecido, amenizado con una magnífica sonrisa.
Obsérvese a sí mismo en el espejo, en uno grande a ser posible y con mucha luz en derredor. Mírese, mírese como nunca lo ha hecho, es decir, no finja que se está mirando. Mírese a los ojos, las piernas, los brazos, la espalda, el abdomen, el pecho, los pies. Mírese pero hágalo sin criticarse, sin darse un baño de insultos, sin adornarse la mente con una guirnalda de estrepitosos "¡qué asco!" Eso déjelo para los demás. Y si alguien lo hace, invítelo a que se observe a sí mismo... no como castigo, si no como afirmación de sí mismo. Déjelo observándose, estudiándose por vez primera tal vez. Cuando se observe, fíjese en la posición de sus brazos, de sus hombros, de su espalda, de su barbilla, de sus manos, de sus piernas, de sus pies. Mire sus ojos, mírele a los ojos. ¿Qué diría usted de esa persona que está ahí, si esa no fuese su imagen? Pretenda que está en la posición de OBSERVADOR (alguien neutral). ¿Qué emoción le transmite la persona que se refleja en el espejo? ¿Cómo describiría su estado emocional? ¿Qué diría de su personalidad? ¿Hay o no hay brillo en sus ojos?
El cuerpo como pizarra, espejo o reflejo de la mente. Los ojos como ventanas del alma. La voz como fuente del corazón. Cuando alguien le hable, escuche su corazón. Para ello cierre los ojos y escúchele. Luego, cierre sus oídos y obsérvelo, mientras le siente. ¿Qué diría? Si hace esto se dará cuenta de mucha información que hasta la fecha fue única y exclusivamente patrimonio de su inconsciente. Las congruencias e incongruencias de los seres humanos están reflejadas en sus miradas, en sus ojos, en su voz, en sus cuerpos, en su cara. Un ser feliz, lo respira, lo transmite, lo habla. La serenidad interior se emana, se expande y llega a los demás.
Si usted mismo, o alguien a su alrededor tiene algún problema de piel, alguna alergia, un sarpullido de alguna clase, pregúntese: ¿por qué será?, ¿Cuál es la intención positiva de esto, qué mensaje tiene para mí? Muchas veces la piel se llena de manchas, alergias, picores, etc., puesto que es la única vía que la persona ha hallado para "ventilar" su inconsciente o manejarse con la situación. Cuando no nos encontramos bien con nuestro entorno. Cuando algo o alguien nos produce alergia al no enfrentarnos con la situación. Cuando nuestra cara tiene un serpullido de ira, de rabia. Cuando nuestro inconsciente está "limpiando" y sacando al exterior, al consciente, muchas cosas que "huelen" mal. Cuando queremos poner distancia entre nosotros y algo o alguien... En todas y cada una de esas situaciones, la piel servirá como pantalla donde proyectar todo eso que queremos ocultarnos a nosotros mismos, pero que sale al exterior descaradamente a través de nuestra piel. Son incongruencias de la persona, del ser. ¿Por qué será? ¿Cuál es la intención positiva de esa "situación" de su piel?
El cuerpo habla, muestra cómo está usted por dentro. Observe la de miles de abdómenes hinchados que existen en el mundo (algunos van al gimnasio). La de ojeras que observará en muchas caras. La de facciones tensas, destrozadas de dolor, amargadas de hiel, repletas de azúcar, sabrosas de alcohol y noches en vela que se cruzarán en su camino del espejo, tal vez la de usted mismo.
Observe además, cómo se sientan, cómo caminan. Las personas decididas, plenas de esperanza, de ilusión, de expectativas... caminan mirando al frente, dan la mano con vigor, caminan resueltas, con paso firme y decidido. Mientras que las personas derrotadas, deprimidas, amargadas, cansadas de tanto vivir, cansadas de tanto no amar... incrustan la barbilla en el pecho, fijan la mirada en un punto perdido en el suelo y arrastran sus pies al caminar. Si usted piensa que está deprimido, todo su cuerpo le hará caso. ¡Rompa ese estado! Recupere en su mente una imagen divertida, o una de felicidad y cambie de postura física.
Todos nosotros transmitimos información sobre nuestro estado anímico durante todo el día. Si una persona, pongamos por caso, no se siente segura de sí misma, de lo que hace, de lo que dice, o de lo que vale... ¿Cómo cree usted que le transmitirá a su interlocutor información sobre todo eso? Piense por un momento.
Una de las pistas se las proporcionará la persona a través de los ojos. La inseguridad, la falta de autoestima se refleja en una mirada huidiza, en un no mirar directamente a los ojos. Otra pista será el tono de voz y la entonación, puede que trémula o pretenciosa, puede que agresiva... Todo significa lo mismo: miedo. La postura física será otra forma de chivato. La posición de la columna, la de las piernas (cruzadas, erectas), la de los brazos (cruzados sobre el pecho, o dejados serenamente a un lado). A esto se le denomina lenguaje subliminal. Si usted quiere cambiar su estado de humor o facilitárselo, cambie de postura física. Haga algo diferente, para variar."
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